Hoy inicia la Iglesia con el símbolo de la ceniza un tiempo penitencial y de profundización en nuestro Bautismo. Se hace un fuerte llamado a la Oración, al Ayuno y a la Misericordia en esta cuaresma.
En nuestra espiritualidad Vicentina este tiempo en tiempo de reforzar nuestro amor y servicio por los excluídos de la sociedad, por los pobres a ejemplo de San Vicente de Paúl como lo muestra la imagen.
En nuestra espiritualidad Vicentina este tiempo en tiempo de reforzar nuestro amor y servicio por los excluídos de la sociedad, por los pobres a ejemplo de San Vicente de Paúl como lo muestra la imagen.
En esta entrada comparto un texto de Carlo Carretto:
"...la familia ejercía cada vez menos influencia en mí. Adaba vacilando en mi soledad.
ENTONCES SALIO a mi encuentro la Iglesia. Así como la familia es la primera gran ayuda y el sostén de nuestros primeros pasos, así también la Iglesia es la ayuda y el sostén de todos nuestros pasos, especialmente en la lucha contra el mal. ¿qué sería la familia sin la comunidad la Iglesia?, ¿qué sería Israel sin el pueblo de Dios?
Tan es así, que se ha dicho inteligentemente: -encontraréis pueblos in murallas, sin arte;: pero no encontraréis un pueblo sin templos-.
Mi pimer gran templo fue la parroquia, que me acogió de muchacho, de adolescente en crisis, de pequeño en evolución, como antena receptora de todas las realidades hermosas y no tan hermosas de la calle, de la escuela, de la fábrica, de las tinieblas, de las tiendas, de la comunidad humana en la que estaba inmerso.
¡Qué realidad tan extraordinaria es la parroquia!
¡Aunque sea un tanto patizamba, pobre y anticuada como era l amía!
Todavía no habíamos llegado al Concilio; la parroquia era todavía despacho de sacramentos y una amalgama de infantilismo y clericalismo.
Sin embargo, era la sede del pueblo de Dios, y lo que no conseguian los hombres lo hacía el poder del Espíritu y la fe común.
Si yo tenía poca fe, me encontraba con la fe de los demás; si eran muchos los ejemplos poco edificantes, no faltaban nunca los grandes ejemplos de los pobres, de los simples, de los sacerdotes santos.
¡Cuánto he querido y quiero a la parroquia, aunque con frecuencia me escondía detrás de las columnas que sostenían las naves para eludir mi resposabilidad!
La parroquia es como un barco en el mar, una cabaña en el bosque, un refugio en la montaña. Siempre nos ofrece algo, aunque sea vieja y a menudo carezca de líneas o belleza.
Respiras una tradición, aunque con un poco de moho; absorbes una cultura, aunque un poco estática; encuentras un pueblo, aunque a veces algo cansado.
¿Qué no ha sido la parroquia para los irlandeses, los españoles y los polacos?..."
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