Luego ambos monjes continuaron su camino. Pero, después de una hora, el otro monje empezó a lamentarse. "Ciertamente, no está bien tocar a una mujer; tener un contacto cercano con mujeres va contra los mandamientos. ¿Cómo pudiste ir en contra de las reglas de los monjes? ".
El monje que había cargado a la joven siguió caminando en silencio, hasta que finalmente señaló: "Yo la dejé junto al río hace una hora, ¿tú todavía la traes contigo?".
En el Libro: Chocolate Caliente para el alma de Mark Victor Hansen. Irmgard Schoegl. La sabiduría de los maestros Zen.
(Imágen de la página: www.buildering.net/
hace tiempo recibi una lección con esa misma narración. Jesús nos hace libres!
ResponderEliminarabrazos hermanos!