3. El Método...El método que enseña San Vicente es básicamente el mismo de San Francisco de Sales. Introduce solamente modificaciones de punto de vista. Mientras concede un alto valor a la oración afectiva, insiste repetidamente en la nesecidad de resoluciones prácticas. En particular sus conferencias contienen una mezcla de sabiduría espiritual y de sentido común. Es más parco que Francisco de Sales al hablar del empleo d ela imaginación. Previene una y otra vez de considerar la oración como un estudio especulativo. Nos pone en guardia contra el hecho de que se convierta en una ocasión de vanidad o de "hermosos pensamientos" que no llevan a ninguna parte.
San Vicente sugería a modo de preparación para la oración, la lectura por la noche de algunos puntos que estimularan la oración mental a la mañana siguiente. También consideraba como un atmósfera básica para la oración el silencio y sosiego en la casa por la noche y por la mañana.
El método que propone se puede presentar esquemáticamente de la siguiente forma:
a) Preparación: Primero, se pone usted en la presencia de Dios por medio de una de las múltiples formas: considerándose presente ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, pensando que Dios reina en el cielo o en su interior, reflexionando en su omnipotencia. Luego le pide ayuda para orar bien; también pide la ayuda de la Santísima Virgen, de su ángel custodio y de los santos patronos. Después escoge el tema de meditación, como un misterio de la religión (ej, la anunciación), una virtud moral o teológica o alguna máxima de Nuestro Señor (ej, "Bienaventurados los limpios de corazón, los pacificadores...").
b) Cuerpo. Comienza usted a considerar el asunto (ej, la pasión de Cristo). Si el sujeto es una virtud, reflexiona sobre los motivos para amar y prácticar la virtud. Si es un misterio, piensa en la verdad contenida en el misterio. Mientras reflexionas, trata de suscitar actos de la voluntad (ej, amor a Cristo que sufrió tanto por vosotros), por los cuales expresa el amor a Dios, dolor por el pecado, o deseo de la perfección. Luego haz resoluciones concretas.
c) Conclusión. Da gracias a Dios por este tiempo de meditación y por las gracias concedidas durante la oración. Coloca ante Dios las resoluciones hechas. Después pide ayuda para llevar a cabo las resoluciones.
Copyright. Tomado del Folleto: La Oración Mental. (Curia Generalizia -Congregazione della Missione. Via dei Capasso, 30 - Roma) Traducción del P. Rafael Sáinz, CM. (Imágen ubicada en Fusagasuga Cundinamarca -Colombia, tomada por Alexis Vargas.
San Vicente sugería a modo de preparación para la oración, la lectura por la noche de algunos puntos que estimularan la oración mental a la mañana siguiente. También consideraba como un atmósfera básica para la oración el silencio y sosiego en la casa por la noche y por la mañana.
El método que propone se puede presentar esquemáticamente de la siguiente forma:
a) Preparación: Primero, se pone usted en la presencia de Dios por medio de una de las múltiples formas: considerándose presente ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, pensando que Dios reina en el cielo o en su interior, reflexionando en su omnipotencia. Luego le pide ayuda para orar bien; también pide la ayuda de la Santísima Virgen, de su ángel custodio y de los santos patronos. Después escoge el tema de meditación, como un misterio de la religión (ej, la anunciación), una virtud moral o teológica o alguna máxima de Nuestro Señor (ej, "Bienaventurados los limpios de corazón, los pacificadores...").
b) Cuerpo. Comienza usted a considerar el asunto (ej, la pasión de Cristo). Si el sujeto es una virtud, reflexiona sobre los motivos para amar y prácticar la virtud. Si es un misterio, piensa en la verdad contenida en el misterio. Mientras reflexionas, trata de suscitar actos de la voluntad (ej, amor a Cristo que sufrió tanto por vosotros), por los cuales expresa el amor a Dios, dolor por el pecado, o deseo de la perfección. Luego haz resoluciones concretas.
c) Conclusión. Da gracias a Dios por este tiempo de meditación y por las gracias concedidas durante la oración. Coloca ante Dios las resoluciones hechas. Después pide ayuda para llevar a cabo las resoluciones.
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