
1.- Diálogo. Nace de la confianza y del amor. Su ausencia favorece la fantasía y el recelo.
2.- Acogida. Se necesita para crecer y madurar. Acoger y ser acogido nos invita a vivir y a realizarnos.
3.- Respeto. Criticamos cuando alguien desbarata el perfume de su vida en pequeneces. Tú no impongas, contagia.
4.- Servicio. Es el sentido de tu vocación. Jesús es el Hombre para los demás. No te repliegues, sirve. ¿Sabes?, muchos te necesitan.
5.- Humildad. Te lleva al amor auténtico. ¡Ah!, y acerca tu vida y tus actitudes al que es «manso y humilde de corazón».
6.- Acepta tu propio lugar. Es aceptar la voluntad de Dios. Busca la estabilidad de tu corazón para realizar con ternura y competencia los pequeños gestos de cada día. Y sé feliz amando y sirviendo.
7.- Comprensión. No hagas juicios. Nos resulta \ demasiado fácil. Jesús te dice que ni el Hijo de Dios tiene poder de juzgar. ¡Oye!, aprende a mirar con los ojos de Dios.
8.- Compasión. Jesús te da el regalo del amor gratuito y te salva más allá de tus miserias. Excédete en compasión y procura estar atento a las necesidades de los otros.
9.- Paciencia. No cortes la higuera. Cávala y abónala. Cada persona tiene su ritmo. Hay que esperar y confiar. La paciencia significa «capacidad de sufrir».
10.-Perdón. «¿Ninguno te condenó? Yo tampoco», dice el Señor. ¿Tú eres lugar de perdón y acogida? Cuando perdonamos nos aproximamos a Dios y a los otros. No juzgues ni condenes. ¿No será tal vez este el pecado de la vida comunitaria? Dios no condena y nos invita al perdón. Llénate de ánimo, de esperanza y de paz. No las pongas en venta. ¡Ah!, y declara zona protegida tu comunidad. Es el hogar de tu realización.
Gracias al Padre Vicentino de España y su Libro: "Pon en hora tu corazón" Editorial CEME.
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