Hoy finaliza esta serie de recomendaciones a los neopresbíteros y a los no tan neo.9. Practica siempre la Liturgia de la Vida que consiste en ofrecerse cada uno el trabajo diario como "hostia viva agradable a Dios" (Ro 12,1). Acuérdate que cerrado el Misal tu Misa debe continuar en la vida. Practica el consejo del Papa Pío XII: "No dejar ningun día sin hacer la visita la Santísimo, que será también un excelente buen ejemplo para los feligreses". Y hazla por aquella intención que deseaba Pablo VI: "Como un agradecimiento al don sublime de la Eucaristía y como un -gracias- y una preparación para tu Misa".
Un sacerdote que celebra santamente, y visita al Santísimo, hará menos "disparates" que otro.
10. La Liturgia de las Horas es el mejor termómetro de tu fervor sacerdotal. Es lo primero que abandona el sacerdote tibio. Ama el Oficio Divino como el Escudo de tu castidad. No lo consideres como uan poesada carga sino como una maravillosa oportunidad de glorificar a Dios por los que no lo hacen, de pedir perdón por los pecadores en peligro, de dar gracias en nombre de toda la humanidad, y de enriquecerte inmensamente en lo espiritual.
Recuerda que con el rezo de tus Salmos puedes cambiar el mundo mucho más que con tus doctas conferencias.
11. Haz que todos los que te traten te sientan primero y ante todo como Sacerdote, Sacerdote de Cristo.
12. Considérate al servicio y a disposición de todos. Que puedas repetir con Jesucristo: "No he venido a ser servido sino a servir". Y que el Divino Redentor te recuerde las maravillosas palabras que dijo a su Apóstoles: "SERÁS FELIZ SI HACES ESTO" (San Juan 13,17). Fin
(Imágen en República Dominicana, Archivo del Padre John Rybolt, CM. Depaul University Chicago ILL)
No hay comentarios:
Publicar un comentario