* Bienaventurados los que saben reírse de sí mismos: nunca dejarán de divertirse.
* Bienaventurados los que saben distinguir entre una montaña y una piedra: se librarán de muchas preocupaciones.
* Bienaventurados los que miran donde ponen los pies: evitarán muchos resbalones.
* Bienaventurados los que son capaces de descansar y dormir a su tiempo: saben lo que hacen.
* Bienaventurados los que saben callar y escuchar: aprenderán muchas cosas nuevas.
* Bienaventurados los que son suficientemente inteligentes para no creerse el ombligo de mundo: todos les amarán.
* Bienaventurados los que están atentos a las quejas de los demás, sin creerse indispensables: allá donde vayan serán sembradores de alegría.
* Bienaventurados si sabéis mirar en serio las cosas pequeñas y plácidamente las cosas serias: llegaréis lejos en la vida.
* Bienaventurados si sabéis complaceros con una sonrisa y olvidáis una mala cara: vuestro camino será luminoso.
* Bienaventurados si sois capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás, aunque las apariencias lleven a pensar lo contrario: la gente os tomará por ingenuos, pero vuestro corazón se inundará de gozo.
* Bienaventurados si lo pensáis antes de decir algo y rezáis antes de pensar: eso os evitará muchas tonterías.
* Bienaventurados si sabéis callar y sonreír incluso cuando os interrumpan, os contradigan o pisen: entonces en evangelio comienza a penetrar en vuestro interior.
* Bienaventurados, si sabéis reconocer al Señor en todas las personas que vais encontrando a lo largo del día: habréis adquirido la auténtica sabiduría.
Tomado de: Vademécum. Actitudes espirituales para la celebración CPL 89, Barcelona (2001) pg, 139,. con otro título.
Tomado de: Vademécum. Actitudes espirituales para la celebración CPL 89, Barcelona (2001) pg, 139,. con otro título.
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