05 febrero 2009

HAERENT ANIMO: PIO X

Esta tarde el Padre Lorezo Rosas, CM. procedente del norte Boyacá y con más de 50 años de Ordenado, gran amante de la historia y de la musicologo (que hace 17 años obtuvo entre muchos un premio en la Universidad Javeriana por su obra títulada: "Visualización de la Música")...

En resumen, él me prestó un libro sobre la Historia de los 100 años de Evangelización y Promoción Humana de la Conferencia Episcopal de Colombia. En dicho libro se hace un recorrido no sólo por la historia eclesiástica sino también por la historia civil y política del país...

Pues en tal libro que por cierto está muy bien editado
me encontré que el hoy Papa san Pío X, tenía un gran amor por la Eucaristía, de hecho fue quien aprobó la misa diaria, la comunión de los niños desde los 7 años y la elevación del cáliz y de la hostia, entre otras cosas... escribió una Exhortación Apostólica sobre la santidad del clero títulada: Haerent Animo, el 4 de agosto de 1908 y de la cual comparto algunos de sus 44 numerales.

16. Santidad es fruto de la Oración.

Mas, como nadie ignora, la santidad de la vida en tanto es fruto de nuestra voluntad, en cuanto es fortificada por Dios mediante el auxilio de la gracia; y Dios mismo nos ha provisto colmadamente para que no careciés
emos jamás, si no queremos, del don de la gracia, lo cual logramos principalmente por el espíritu de oración. En efecto, entre la santidad y la oración existe dicha relación tan necesariamente que de ningún modo puede existir la una sin la otra. Por esto, muy conforme a la verdad es la frase del Crisóstomo: Yo creo ser evidente para todos que es sencillamente imposible el vivir en la virtud sin la defensa de la oración(Io 15,15-16); y San Agustín, agudamente, formula esta conclusión: Verdaderamente sabe vivir bien quien sabe orar bien(He 7,26).

17. Palabra y Ejemplo de Jesús.
Jesucristo mismo nos persuade con más fuerza estas enseñanzas por la exhortación constante de su palabra, y más todavía con su ejemplo: sabido es cómo para orar, se retiraba a los desiertos, o se acogía a la soledad de las montañas; gastaba noches enteras con gran empeño en esta ocupación; iba frecuentemente al templo, y hasta rodeado de las muchedumbres oraba en público con los ojos alzados al cielo; en fin, clavado en la cruz, aun entre los mismos dolores de la muerte, llorando y con gran clamor suplicó a su Padre.

18. Orar siempre por los demás y por si mismo.
Tengamos, por lo tanto, como cierto y probado que el sacerdote, a fin de poder cumplir dignamente con su puesto y su deber, necesita darse de lleno a la oración. No es raro tener que deplorar que lo haga más por costumbre que por devoción interior; que a su tiempo rece el oficio con descuido o que recite a veces algunas oraciones, pero después ya no se acuerde de consagrar parte alguna del día para hablar con Dios, elevando su corazón al cielo. Y sin embargo, el sacerdote, mucho más que cualquier otro, debe obedecer al precepto de Cristo: Preciso es orar siempre(14); precepto que seguía San Pablo, cuando insistía con tanto empeño: Perseverad en la oración, pasando en ella las vigilias con acción de gracias(15); Orad sin cesar(16).
Y ¡cuántas ocasiones se presentan durante el día para elevarse hacia Dios a un alma poseída por el deseo de la propia santificación y de la salvación de las otras almas! Angustias íntimas, fuerza y pertinacia de las tentaciones, falta de virtudes, desaliento y esterilidad en los trabajos, innumerables ofensas o negligencia y, finalmente, el temor a los juicios divinos: todas estas cosas nos incitan poderosamente a llorar ante el Señor para enriquecernos fácilmente, a sus ojos, de méritos y, además, conseguir su protección. Y hemos de llorar no tan sólo por nosotros. Entre el gran diluvio de pecados que, sin cesar se extiende por todas partes, a nosotros nos corresponde, sobre todo, el implorar y suplicar la divina clemencia, así como el insistir ante Cristo, dador muy benigno de toda gracia, en el admirable Sacramento: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo.

27. El Examen Diario.
El provecho que el sacerdote obtendrá, así de las lecturas sanas como de la meditación de las cosas celestiales, será más abundante si acudiere a algún recurso por el que pueda reconocer, si se aplica con cuidado en llevar a la práctica de la vida cuanto ha leído y meditado. Muy a propósito viene el excelente medio recomendado singularmente al sacerdote por San Juan Crisóstomo: Todas las noches, antes de entregarte al sueño, llama a juicio a tu conciencia y pídele cuenta muy severa de los malos proyectos formados durante el día..., investígalos y desgárralos, castígalos también (Exposit en Ps. 4,8). Y cuán conveniente y provechoso sea para la virtud cristiana este ejercicio, pruébanlo los maestros de la vida espiritual con admirables avisos y exhortaciones. Citemos a propósito aquellas palabras de San Bernardo: Como investigador diligente de la pureza de tu alma, investiga tu vida con el examen de cada día, averigua con cuidado qué has ganado y qué has perdido... Aplícate a conocerte a ti mismo... Pon todas tus faltas delante de tus ojos. Ponte frente a ti mismo, como delante de otro; y luego llora de ti mismo(Meditationes piisimae c. 5. De quotid. sui ipsius exam).

Para Leer el Documento completo da clic aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL SEMINARIO Y SUS SERVICIOS

HORARIOS DE MISAS:

Domingo-> 8:00 AM, 10:30 AM y 6:30 PM.

Lunes no hay Misa al Público


Novena Perpetua a la Virgen de la Medalla Milagrosa todos los días 27 del mes a las 6:30 PM.


RECUERDA TAMBIÉN HAY Cursos de Biblia, Lectorado, Monaguillos, Coro, Jóvenes, Parejas., Misioneros Laicos, Idiomas...

CONFESIÓN Y DIRECCIÓN ESPIRITUAL: Todas las tardes o llamar.

MI DIRECCION CALLE 15 #19A-96. MIS TELS. : (1) 8221427 - 8221731. MI EMAIL: seminariovillapaulfunza@gmail.com.