Han pasado algunos años, pero no he olvidado el episodio. El de una joven francesa que llegó un día a Calcuta. Parecía estar muy preocupada. Fue a ofrecer colaboración en el Hogar del Moribundo. Transcurridos unos diez días, vino a verme.
Se abrazó a mí y me dijo: -¡He encontrado a Jesús!
Le pregunté dónde lo había encontrado.
-En el Hogar del Moribundo -contestó.
-¿Y qué hiciste con Jesús cuando lo encontraste? -Le pregunté de nuevo.
-Después de quince años fui a confesarme y comulgar -me dijo.
Otra vez volví a preguntarle: -¿Y qué más hiciste con Jesús?
-Mandé un telegrama a mis padres, diciéndoles que había encontrado a Jesús.
La miré y le dije: -Ahora prepara la maleta y vuelve a casa. Vuelve a casa para llevar alegría, amor, y paz a tus padres.
Regresó a su país radiante de alegría. Había ido a la confesión con sus pecados y había vuelto sin pecado alguno, con santidad y pureza en su alma. Volvió a casa llevando una gran alegría a su familia.
¿Por qué? - Porque había perdido la inocencia de su niñez y la había vuelto a recuperar.
Ahí lo tenéis: los gestos de amor son gestos de paz.
Tomado de: Ver amar servir a Cristo en los pobres. Madre Teresa de Calcuta. Ed. Paulinas. 1991.
Oh, amado Jesús.
Ayúdame a esparcir Tu fragancia
por donde quiera que vaya.
Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida.
Penetra y posee todo mi ser tan completamente,
que mi vida entera sea un resplandor de la Tuya.
Brilla a través de mi y permanece tan dentro de mi,
que cada alma con que me encuentre pueda sentir Tu presencia en la mia.
¡Permite que no me vean a mi sino solamente a Jesús!
Quédate conmigo y empezaré a resplandecer como Tú,
a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás.
La luz oh, Jesus, vendrá toda de Tí, nada de ella sera mia;
serás Tú quien resplandezca
sobre los demás a través de mi.
Brillando sobre quienes me rodean,
permíteme alabarte como mas te gusta.
Permíteme predicarte sin predicar,
no con palabras sino a través de mi ejemplo,
a través de la fuerza atractiva,
de la influencia armoniosa de todo lo que haga,
de la inefable plenitud del amor
que existe en mi corazón por Tí.
Amen.
-Oración que rezan las Misioneras de la Caridad después de la misa cada dia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario